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nº 45.
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El mirador

Desarrollar la sensibilidad de los niños a través de un entorno educativo basado en las artes
En su libro Last Child in the Woods el autor Richard Louv aborda la falta de conexión entre los niños y la naturaleza. En su opinión los niños padecen "síndrome de déficit de naturaleza": han reducido al mínimo el uso de sus sentidos, tienen déficit de atención y grandes niveles de deficiencias físicas y emocionales.

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En la actualidad los jóvenes pasan prácticamente cada minuto en que están despiertos -salvo el tiempo que dedican a la escuela- utilizando smartphones, ordenadores, la televisión u otros dispositivos electrónicos. En su libro Last Child in the Woods el autor Richard Louv aborda la falta de conexión entre los niños y la naturaleza. En su opinión los niños padecen "síndrome de déficit de naturaleza": han reducido al mínimo el uso de sus sentidos, tienen déficit de atención y grandes niveles de deficiencias físicas y emocionales. De aquí a una generación la mayor parte de la población de los países occidentales pasará más tiempo en el mundo virtual que en la naturaleza. Los niños y jóvenes de hoy adolecen de falta de posibilidades y de una mayor incapacidad para aprehender y conocer la naturaleza de primera mano, a través de sus propias acciones. En consecuencia, los educadores deben encontrar rápidamente nuevos medios para despertar y alimentar en los niños la sensibilidad para con el mundo natural.

En la década de 1990 un grupo de profesores de arte finlandeses, conscientes de la crisis ecológica, comenzó a investigar si el arte podía jugar su papel en las nuevas estrategias para ampliar la educación medioambiental, no solo para niños sino también para adultos. Según Meri-Helga Mantere, precursora del concepto "educación medioambiental basada en las artes" en 1992, es un enfoque que "promueve una percepción nueva, el goce y disfrute (y en ocasiones agonía también) cercano y personal de descubrir el mundo con el corazón." Su objetivo, afirma, es "abrirse a la sensibilidad, a formas nuevas y personales de articular y compartir las experiencias medioambientales de cada uno, que pueden ser bellas pero también repugnantes, pacíficas o aterradoras".

¿Qué comienza a suceder cuando intentamos conectar con el mundo natural fundamentalmente a través del arte, en lugar del conocimiento científico preestablecido? El arte puede contribuir de una manera única a la construcción y profundización de nuestra percepción y a hacernos receptivos ante los misterios del mundo que nos rodea. El proceso artístico nos permite hacer frente al mundo que nos rodea indirectamente. Hacemos una invitación a lo imprevisible, abandonamos nuestro ámbito de confort y avanzamos a tientas por lo desconocido. Así, las actividades artísticas nos ofrecen la oportunidad de acceder más plenamente a dimensiones sensoriales, perceptivas, emocionales, simbólicas y creativas de la conciencia humana. Por lo tanto, en el contexto de la educación sobre la naturaleza el arte puede ofrecer oportunidades imposibles aplicando el enfoque convencional.

A mediados del siglo XIX el naturalista estadounidense Henry David Thoreau escribió que si uno desea entender realmente algo debería intentar un acercamiento como si se tratara de algo completamente desconocido. "Sólo cuando olvidamos todo lo que sabemos comenzamos a aprender... Si deseas aprender sobre los helechos debes olvidarte de todos tus conocimientos de botánica. Debes desembarazarte de lo que denominamos comúnmente conocimientos... Debes ser consciente de que nada es lo que tú consideras que es". Y ahí es precisamente donde la educación medioambiental basada en las artes puede aportar mucho: permite "comenzar a aprender" con métodos nuevos y apasionantes que surgen de la experiencia participativa de los propios niños o adultos.

Jan van Boeckel

Jan van Boeckel

Aalto University, Facultad de Artes, Diseño y Arquitectura
Departamento de Arte (Sección de Educación Artística)
Helsinki

Más información: www.naturearteducation.org

* Ilustración: Bird Feeder Hat, de Erica Fielder. Fotografía: G. Morris
El Bird Feeder Hat [Sombrero para alimentar pájaros] es un sombrero de ala ancha con ramas y cubierto de semillas. Quien lleve el sombrero debe permanecer sentado quieto y en silencio, para sentir el movimiento de los pájaros sobre el sombrero. La experiencia es intensa y sensorial y ofrece la oportunidad de comenzar a experimentar un parentesco más profundo con una criatura salvaje.